El BCE no podrá con las sanciones

El Eco

Fuente de la imagen: El Economista

Hace no mucho tiempo, los políticos europeos clamaban para que el BCE solucionara el problema del bajo crecimiento y el riesgo de deflación en la eurozona. Un problema que habían creado ellos y solo ellos. Mientras Estados Unidos y Asia crecían, la eurozona permanecía anclada en la euro esclerosis, consecuencia de los excesos burocráticos, impositivos y regulatorios que habían creado los políticos. Y de su falta de apoyo a la iniciativa privada y la innovación. Ellos lo sabían, pero en lugar de reconocerlo y coger el toro por los cuernos le decían al BCE que bajara los tipos de interés, como si eso fuera el bálsamo de Fierabrás que iba a solucionar un problema estructural como es la euro esclerosis.

Ahora estamos en las mismas: los políticos han decidido que para frenar a Rusia en su agresión a Ucrania, la formula adecuada son las sanciones. Siendo discutible si lo que frena a Rusia son las sanciones o dotar a Ucrania de armamento moderno, apoyo económico e información de los servicios de inteligencia de la OTAN – personalmente pienso que más lo segundo que lo primero-, de lo que no cabe ninguna duda es de que las sanciones le hacen mucho daño a Europa. En forma de una inflación que ya existía antes, pero que se ha exacerbado como consecuencia de dichas sanciones.

Como en la redes se dicen todo tipo de cosas (por no llamarlas de otra manera), hay quien dice que las sanciones no afectan a la inflación. ¿Pero como no va a afectar a la inflación retirar del mercado las exportaciones del principal productor del mundo de materias primas, segundo de petróleo y primero de gas natural, cereales y fertilizantes?. Si reducir la oferta de todo aquello que compone el IPC permaneciendo igual la demanda no afecta a la inflación, entonces tenemos que revisar toda la teoría económica.

El caso es que, conociendo a los políticos europeos, me da la sensación de que a partir de ahora le van a ir endosando el problema al BCE, igual que le endosaron el de la deflación. Y el resultado va a ser el mismo: no se solucionará, porque el BCE no tiene medios suficientes, y los efectos secundarios van a ser muy negativos.

Dejar al BCE sólo frente al marrón de la deflación, los excesos de deuda de los países del sur y, en general, de todos los problemas que había hace unos años en la eurozona nos ha llevado a unos tipos de interés absolutamente ridículos. Y una disfunción absoluta en las primas de riesgo. Pasarle el marrón de controlar una inflación que en gran medida es de oferta y no de demanda podría llevar a Europa a la recesión.

Hay un límite a lo que puede hacer el BCE ante un shock de oferta. Imaginen que se decide dejar de comprar gas ruso: pasará lo mismo que cuando se ha anunciado que se deja de comprar petróleo. O cuando se anunció que se dejaría de comprarles todo tipo de materias primas. O incluso peor, porque el impacto de dejar de comprar gas ruso, aunque sea gradualmente, es mucho mayor.

El BCE puede actuar sobre la demanda de los consumidores restringiendo el crédito, pero eso no hará que baje el precio del petróleo, el gas, el grano, los fertilizantes o el resto de materias primas y minerales.

El único motivo por el que bajará la inflación de oferta es que se abra la posibilidad de que se relajen las sanciones. Hasta entonces será como actuar sobre una parte del problema y no sobre la totalidad. Al contrario que en Estados Unidos, la inflación europea no viene de que aquí la economía vaya estupendamente y estemos a pleno empleo: aquí viene, sobre todo, de un shock de oferta.

La solución valiente y efectiva sería que cada palo aguante su vela. Una mezcla de políticas monetarias y fiscales y/o asumir que, ante un conflicto militar, lo importante es el apoyo militar (unido evidentemente al económico y el de los servicios de inteligencia). Eso permitiría reducir la sanciones sin por ello dejar avanzar libremente al ejército ruso, que además ha dejado claro que no deja de atacar por la existencia de sanciones. Y bajar así un poco la presión sobre el ciudadano europeo. O plantearse negociar, dado que probablemente al final es lo que haya que hacer aunque no nos guste a nadie. En cualquier caso esa será una decisión de los políticos.

Los rusos solo pararán si se lo impide un ejército igual de fuerte que el suyo, como es el ucraniano adecuadamente armado (que además está especialmente motivado porque defiende su país). En cuanto al efecto económico de las sanciones, ya ven lo mucho que le afectan a Rusia: el mayor superávit de su historia (las sanciones disparan los precios y ellos siguen exportando vía otros países/trucos), el rublo está donde estaba antes de la guerra, y la inflación y los tipos de interés están bajando.

 

Artículo escrito por Víctor Alvargonzález en El Economista.