El plan para poner tope al precio del petróleo ruso

El Confi 29

Fuente de la imagen: El Confidencial

 

Resumen artículo

Vaya por delante mi apoyo a cualquier iniciativa que logre detener la invasión de Rusia a Ucrania, aunque tras varios meses de guerra, algunas iniciativas bienintencionadas parecen estar produciendo resultados prácticos indeseados.

De hecho, creo que el desempeño de las sanciones está dando mejor “resultado” en Europa que en Rusia y que ejemplifican como algo ético puede tener efectos secundarios indeseados, financiando al atacante  y debilitando el respaldo popular de occidente para con el sujeto atacado, como consecuencia del efecto rebote en forma de inflación que producen las sanciones.

Como en tantas otras ocasiones, no se le pueden poner puertas al campo y el petróleo de Rusia acaba llegando a los mercados. Pero más caro, ante la necesidad  de interponer mediadores para evitar el régimen sancionador existente.

Respecto a los alimentos ha sucedido lo mismo. La UE dice que no son objeto de sanción, pero las sanciones afectan  al sistema bancario ruso y al transporte marítimo, sometidos ambos a un control que lleva al uso de intermediarios para salvarlo y encarece su coste. Lo que para Europa es un tema de precios en una crisis alimentaria para el tercer mundo. Y un espaldarazo de popularidad para China o Rusia frente al “malvado” occidente.

Viene todo esto a colación para expresar mi escepticismo respecto a la idea de ponerle un tope el precio del petróleo ruso, tal y como pretende el G7, especialmente por que podría tener consecuencias negativas inesperadas.

Si bien tarde, los miembros del G7 se han percatado que el régimen sancionador genera inflación y por tanto conduce a sus economías hacia un crecimiento débil con alza de precios (“estanflación”). Su ingenuidad respecto a controlar los precios sacando a Rusia del mercado y no buscando un equilibrio estimulando la producción de otros países es, como mínimo, chocante.

La estrategia pasa ahora por frenar el precio del petróleo reduciendo los ingresos de Rusia. Una idea que podría funcionar, basada en el monopolio de los seguros marítimos por parte de Occidente (95%). El caso es que ya se ha puesto en práctica pero que por el momento no se ha notado tanto, al dotar Rusia a sus aliados de cobertura aseguradora. Empresas chinas o indias transportan el petróleo utilizando una reaseguradora rusa.

En este marco algunos países que no sancionan a Rusia, como Sudáfrica, pueden comprar el petróleo a India o a China y venderlo luego a empresas de Nigeria que lo coloca finalmente en el mercado, complicando el establecer el origen de la producción inicial. Algo similar a lo que sucede con el rastreo de los fondos del tráfico de drogas, que usa cientos de empresas intermediarias en paraísos fiscales para complicar su rastreo.

Otro problema adicional sería “encolerizar” a Putin, que podría preferir no vender su petróleo a un precio establecido por otros y hacerlo sólo bajo sus condiciones, que gustosamente aceptarán muchos países ante una escasez que pondrá el precio del combustible a niveles estratosféricos. Y mejor no imaginarse si sucediese con el gas.

 

Todo lo anterior es importante desde el punto de vista de la inversión, porque si hasta hace no mucho la inflación dependía de otros factores diferentes a la energía, ahora ya no es así . Y ahora los mercados se mueven en función del  “interruptor de la inflación”, que si sube, los mercados caen, y si baja ocurre lo contrario.

De hecho si ahora bajase o fuese leve podríamos salvarnos de la recesión, pero si la inflación se desboca no acabaremos en recesión, sino en una profunda depresión.

 

Artículo escrito por Víctor Alvargonzález en El Confidencial.