¿Quién se parece más a Nerón? ¿El BCE o las criptomonedas?

 

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El éxito de las criptomonedas no se basa sólo en la desconfianza en los bancos centrales. Mucha gente que invierte en ellas no sabe siquiera cuál es su papel en la economía. Sin embargo existe una desconfianza hacia la banca en general y eso incluye a los bancos centrales, lo que ayuda al desarrollo de las criptomonedas.

La mayor parte de su éxito se debe a que es una idea que se vende sola y apareció en el momento adecuado: una moneda digital en plena revolución digital. Y es la representación del rechazo de la población a las comisiones abusivas de la banca, su “trilerismo” al vender productos y los escándalos financieros.

Lo más probable es que el día que estén adecuadamente supervisadas y tengan la misma transparencia que otros activos nosotros las recomendaremos, no sólo como divisas, sino por su mayor atractivo: como reserva de valor contra los excesos de los bancos centrales.

Es cierto que las criptomonedas están siendo objetivo de una alta especulación, otro motivo por el que aún no trabajamos con ellas. Pero no es menos cierto que la volatilidad del dinero físico en sus inicios y sus niveles de inflación fueron muy superiores. Nerón les iba quitando oro a las monedas romanas para sustituirlo con otros materiales y así fabricar más con la misma cantidad de oro. Usaba desde estaño hasta cuero. Y lo mismo se puede decir de la mayoría de los reyes de la antigüedad.

De hecho, si lo vemos desde ese punto de vista es legítimo preguntarse ¿quién puede llegar a ser más peligroso, el Bitcoin o los bancos centrales? El BCE está imprimiendo tanto dinero como cuando la pandemia estaba en su punto álgido y encima lo hace mientras se produce un aumento de la inflación. Está claro que ya no se trata de la pandemia, sino de financiar de forma barata a los políticos de la zona euro. Al menos, la Fed parece que se plantea reducir la fabricación de billetes; si no, más vale que tengamos pronto una moneda digital para cubrirnos ante este descontrol monetario (junto al oro o el franco suizo).

Los mejores aliados del Bitcoin u otra moneda correctamente supervisada pueden acabar siendo los bancos centrales. Se podrían convertir en alternativa al papel moneda de los bancos centrales, o a sus monedas digitales, que son lo mismo. Imaginen el impacto sobre su cotización si hubiera auténtica demanda institucional sobre un activo como el Bitcoin, que teóricamente tiene una oferta fija.

Si los bancos centrales no quieren que se dispare la demanda de Bitcoin, ellos tienen la solución: dejar de imprimir dinero y recuperar la confianza de los inversores. Había que tenían luchar contra la crisis financiera y luego contra la pandemia, pero ya no hay justificación para seguir imprimiendo billetes a ese ritmo; si lo hacen, los inversores preferirán criptomonedas al papel mojado de los bancos centrales.

Artículo escrito por nuestro Director de Estrategia, Víctor Alvargonzález, en elEconomista.

Fuente de la imagen: elEconomista