¿Pero hay que vender ya?

 

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Cuando uno acierta en una recomendación la reacción habitual entre los clientes es preguntar si ha llegado el momento de vender. Es comprensible – y sabio – hacerse esa pregunta, ya que en los mercados es mucho más difícil vender que comprar. Sin embargo, vender algo simplemente porque ha subido mucho no es un buen planteamiento: debe haber un motivo.

Además, ¿Cuánto es “mucho” en los mercados? Es un concepto relativo, que depende de las condiciones económicas y financieras, los ingresos de una empresa, la capacidad de crecimiento de un sector, lo que hagan los bancos centrales… etc.

Por ejemplo, si uno compara el cupón actual de un bono español a 10 años – el 0,22% anual -, con la rentabilidad media anual del dividendo del Eurostoxx 600 – el 2,30% – (y eso sin contar las recompras de acciones), la subida del 30% del índice de bolsa en los últimos 12 meses no cambia el hecho de que el rendimiento del dividendo resulte más atractivo, por mucha subida que haya habido.

Y más aún si se tienen en cuenta las expectativas de crecimiento y de mejoras de resultados para la economía europea y sus empresas. Y más todavía si añadimos que el BCE probablemente reduzca sus compras de bonos el año que viene, por lo que se retirará del mercado el gran comprador de bonos europeos, otro punto en contra de la renta fija y a favor de las acciones.

En el mercado hay que aprovechar al máximo los momentos en los que se dan las condiciones adecuadas para invertir: los periodos alcistas muy largos y muy rentables se pueden contar con los dedos de una mano. El resto del tiempo se distribuye entre años realmente malos y períodos de sequía en los que sólo se gana entrando y saliendo, con el riesgo de que todo acabe en suma cero.

Pero, ante la pregunta de cuándo vender, es importante entender que en los mercados se pueden anticipar las tormentas. Es cierto que en muchas ocasiones el fin de la tendencia alcista llega sin ningún tipo de motivo aparente y es totalmente impredecible, pero tratar estos casos no es práctico, ya que son imposibles de prever.

Aunque vengan correcciones, sustos y también existan dudas, no tengamos prisa en abandonar la navegación mientras el viento sople a favor. Como mucho puede tener sentido pensar en rotar la cartera hacia negocios con nuevas y más mayores expectativas de revalorización. Pero las buenas cosechas hay que aprovecharlas, que luego viene el invierno.

Artículo escrito por nuestro Director de Estrategia, Víctor Alvargonzález, en Invertia.

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Fuente de la imagen: Invertia