La Gran Dimisión y sus consecuencias sobre la inflación

El Confi 10 11

Fuente de la imagen: El Confidencial

 

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Resumen  artículo

 

La rotación laboral que se está produciendo en EEUU en la salida de la pandemia está siendo tan intensa que han decidido ponerle nombre: la Gran Dimisión. El confinamiento ha dado tiempo para pensar y la cascada de ayudas gubernamentales ha dado margen a los trabajadores para buscar nuevas oportunidades.

La Gran Dimisión coincide con el fuerte incremento de la demanda de bienes y servicios que se ha producido con la reapertura, con el consecuente aumento de las ofertas de trabajo. Además, muchos trabajadores agotan hasta el final las ayudas, lo que reduce la gente dispuesta a trabajar. Es la tormenta perfecta para negociar una mejora salarial.

Esto tiene una lectura positiva para los trabajadores y para la economía, pero también una un poco más inquietante, sobre todo para los inversores de renta fija: la inflación. A las bolsas no les afecta negativamente cierto nivel de inflación si va acompañado de un crecimiento superior, precisamente lo que se espera para 2022. En cambio, es un mal escenario para quien tiene un bono que le da poco o nada en forma de cupón.

Pero La Gran Dimisión tiene una segunda lectura de cara a la futura actuación de los bancos centrales: los “efectos de segunda ronda”. Son, principalmente, la subida de salarios y pensiones que toman como referencia la inflación actual, no la de antes de la pandemia. Vamos, que trabajadores y pensionistas no se crean lo que dicen los bancos centrales de que en unos meses la inflación es la misma que antes.

Además, el BCE, y en menor medida la Fed, pasan por alto su creación de una oferta monetaria nunca vista, que tendrá un efecto sobre la inflación. Los cuellos de botella actuales son precisamente fruto de un aumento de la demanda que la oferta actual no es capaz de cubrir. Se olvidan también de los planes de estímulo sin precedentes de los gobiernos.

En Europa, en lo que respecta a los salarios es más difícil que haya efectos de segunda ronda, ya que el paro es, y será siempre, mayor que en EE.UU. Pero conviene matizar: no todos los países tienen tanto paro como España. Los del norte y centro de la zona euro no están lejos de las cifras norteamericanas.

En la práctica, da igual. En España, ante un aumento de la inflación y estando relativamente cerca unas elecciones, el gobierno no dudará en subir el salario de los trabajadores públicos en función del IPC actual. Y hablamos de la mitad de todos los empleos del país. Y el efecto de segunda ronda en la administración meterá presión a los convenios privados.

Sea por las ayudas, los ERTE, o porque la gente quiere cambiar de trabajo como en Norteamérica, la realidad es que aquí también faltan trabajadores en muchas actividades. Y, en cuanto a las pensiones, están indexadas al IPC por ley.

La inflación tendrá que bajar, porque se irán relajando los cuellos de botella, pero parece poco realista pensar que va a volver donde estaba antes de la pandemia, considerando los estímulos monetarios y económicos en marcha, y ahora, las negociaciones salariales y revisiones de pensiones con el IPC disparado.

 

Artículo escrito por nuestro Director de Estrategia, Víctor Alvargonzález, en El Confidencial.