Oportunidad para «los ricos» de liberarse de las cadenas bancarias

El Confidencial 18 01

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Resumen  artículo

 

En un país como España, donde el traspaso entre fondos no tributa, los únicos que tenían un motivo sólido para montar una SICAV para el patrimonio financiero de los grandes inversores eran los bancos. Porque, además, hace mucho tiempo que a través de fondos de inversión se puede invertir en cualquier tipo de activo, sector o país.

Pero las SICAV son sociedades y por lo tanto generan todo tipo de gastos y comisiones,  ya sean de funcionamiento, mantenimiento, gestión, depósito, intermediación, etc. Y los bancos son los que cobran la mayoría de esas comisiones.

La alternativa, una cartera de fondos de inversión, sólo tenía comisiones de gestión. Y además bajísimas, porque hace tiempo que existen participaciones en fondos específicas para banca privada, las famosas “clases limpias”. La gestión del patrimonio financiero a través de una cartera de fondos era y es mucho más barata que utilizar una SICAV y encima se evitaban gastos societarios y regulatorios.

Pero al final la mayoría de los clientes de alto patrimonio optaban por el “glamour” del banco privado y se inclinaban por la opción SICAV. Y el glamour se paga. Y no sólo en comisiones, también en rentabilidad.

Porque la rentabilidad de la opción glamurosa ha sido en general peor que la de la “humilde” cartera de fondos. Sólo hay que comparar los resultados. Comparen la rentabilidad de la parte de renta variable de su SICAV con la rentabilidad obtenida por una media entre el MSCI World y el Eurostoxx 50, que es una buena referencia para el inversor europeo. Y la parte de renta fija con la media obtenida por los fondos de inversión de renta fija de medio y largo plazo en el periodo qué quiera usted considerar.

La buena noticia es que la crisis que ha generado el gobierno entre los altos patrimonios con el cambio de legislación de las SICAV es un ejemplo de que las crisis muchas veces son oportunidades. En este caso, de liberarse de cadenas bancarias, es decir, de burocracia, gastos y comisiones, sin perder, o incluso ganando, rentabilidad. Es una oportunidad que hay que aprovechar.

Es cierto que la exigencia gubernamental de que el dinero sólo puede ir a fondos nacionales es como volver a la situación de hace 20 años en términos de gestión de una cartera de fondos. La arbitrariedad de la medida – me pregunto qué pensará la comisaria europea de la competencia sobre esto – también tiene consecuencias financieras. Pero es un problema temporal que además se puede compensar con un buen asesoramiento, ya que el 80 % del resultado de una cartera de fondos depende de la distribución de los activos, no de la elección de gestores.

Además, lo más probable es que con posterioridad y dentro de unos plazos, se pueda traspasar ese dinero a fondos internacionales (aunque esto último lo debe consultar con su asesor fiscal, yo sólo soy asesor financiero).

 

Artículo escrito por nuestro Director de Estrategia, Víctor Alvargonzález, en El Confidencial.