Si el BCE adormece las primas de riesgo, despertará a las divisas

El Confidencial 13 10

 

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Muchos analistas describen lo que está haciendo el BCE con el precio de los bonos europeos como “dopaje”. Al comprar bonos a mansalva e inflar así la demanda de forma artificial, mantiene los precios altos, en total desconexión con la realidad económica y crediticia de muchos países europeos. España es el gran ejemplo: nunca había estado tan endeudada, pero en muchos vencimientos hasta cobra por recibir dinero prestado, como si fuera Alemania.

Durante muchos años el BCE no ha tenido alternativa: primero la crisis financiera, luego la del euro, luego los políticos se pusieron de perfil y no hicieron nada por dinamizar la economía europea, y finalmente, el confinamiento. Como para no inyectar liquidez en el sistema.

Pero ahora hay crecimiento, el riesgo de deflación ha desaparecido y la pandemia ya no tiene efecto sobre la economía. El motivo fundamental por el que siguen comprando, según ha declarado la propia Lagarde, es evitar que se amplíen los “spreads” – las primas de riesgo -, algo que no está en el mandato del BCE (su mandato es única y exclusivamente la estabilidad de precios en la zona euro)

Las primas de riesgo han dejado de funcionar y se ha producido “de facto” la mutualización de la deuda europea, que en realidad una vez desaparecida la tutela del BCE iguala por debajo la calidad de los bonos europeos. Y esto podría llegar a afectar a la cotización del euro.

Aunque en EEUU también se ha disparado la deuda, allí no se ha producido un cambio estructural: la deuda ya estaba mutualizada. Son un país, no una unión de países con distintas políticas presupuestarias.

Que baje el euro no tiene porqué ser malo para la economía europea. El objetivo de este artículo no es predecir el crecimiento económico sino plantear la posibilidad de aprovechar el movimiento que puede producirse en la cotización del euro frente a otras divisas. Si el BCE adormece las primas de riesgo, los mercados probablemente ajustarán la valoración del euro y de la deuda europea por la vía de la divisa. Sobre todo si la mutualización de la deuda se hace igualando por abajo. No será un problema para el euro excepto en un caso: que se pierda el control y se genera un problema de confianza en la divisa, como ocurrió en la ya conicida como “crisis del euro”.

La divergencia entre el BCE y la Fed o el Banco de Inglaterra es evidente: estos empiezan a mostrarse preocupados por la inflación mientras el BCE no parece estarlo mucho. Y si Lagarde sigue “de fiesta” mientras otros bancos centrales toman medidas contra la inflación, subirán más los tipos de interés del mercado de estos países que los europeos, atrayendo más dinero internacional hacia ellos y aumentando la cotización de sus divisas frente al euro.

Son leyes básicas de la economía: si aumenta la demanda de una divisa, aumenta su precio. Y, segundo, los tipos de interés son el precio del dinero, y el dinero va allí donde le pagan mejor. Que divisas serán las beneficiadas de una política monetaria europea más laxa, y cuánto lo hagan, dependerá de lo que hagan los bancos centrales de esos países y de lo que haga a su vez el BCE.

Está por ver si el BCE tendrá que rectificar, o si puede seguir con su “fiesta” – con la que está cayendo con la inflación – y también está por ver qué harán los gobiernos europeos en función de cómo se emplea la ayuda que han dado a los países del Sur de Europa. Esta ayuda es, a ojos de los mercados, la que mutualiza la deuda. Y si al Norte no le gusta lo que ve, podría cambiar de idea.

 

Artículo escrito por nuestro Director de Estrategia, Víctor Alvargonzález, en El Confidencial.