A río revuelto, ganancias de pescadores

Invertia 29 03

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Resumen artículo

 

El debate de gestión activa versus gestión pasiva se reavivará en los próximos meses ya que, tras una larga etapa de sequía, crece el número de fondos de gestión activa que consigue batir a sus índices de referencia. Más aún, lo que va de año ha demostrado que subirse a unos cuantos índices fuertes no garantiza buenos resultados en una cartera formada por fondos de inversión.

Dos aclaraciones necesarias. La primera, que en el largo plazo son pocos los fondos de gestión activa que consiguen superar a sus índices de referencia o, lo que es peor, muchos de ellos ni siquiera son gestionados de forma activa, pese a que cobran como si lo fueran. La segunda, que la empresa de asesoramiento financiero que tengo el honor de dirigir no cobra comisiones por los productos que recomienda, por lo que sugerir uno u otro depende exclusivamente de que sea el más interesante en ese momento de mercado, sea de gestión activa o pasiva. De hecho, normalmente preferimos la gestión pasiva salvo que la activa aporte valor.

Dicho esto, volvamos la atención a los fondos de renta variable de gestión activa y porqué creemos que este año podría aumentar su “tasa de éxito”, lo que Morningstar define como el porcentaje de fondos que saca ventaja a sus competidores de gestión pasiva. En los últimos 10 o 20 años, este ratio ha sido de apenas un 25%, pero en 2021 ha alcanzado el 40%. Esto demuestra que los ciclos económicos generan oportunidades: “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Este año la rotación revolvió al río, y no solo sectores como el financiero, las materias primas o la tecnología batieron a los grandes índices, sino que estilos de gestión aparentemente extintos como el de “valor”, recobraron protagonismo.

Algo similar ocurrió después de la gran crisis financiera, cuando los fondos “de valor” – los que priorizan los bajos precios en lugar del potencial de crecimiento de las compañías- cosecharon los frutos de la recuperación. Luego los precios se normalizaron y la revolución digital invadió las bolsas, devolviendo ventaja a la estrategia de crecimiento durante muchos años.

La Gran Rotación, que es como llamamos en Nextep al proceso que está viviendo internamente el mercado, presenta oportunidades similares. Además, a “La Gran Rotación”, que se inició en 2021 como consecuencia de la llegada de las vacunas, se añade el aislamiento económico del mayor productor global de materias primas (y tercero de petróleo). Es lo que ahora llamamos “La Gran Rotación al cuadrado”. Este shock inflacionista, y su consecuente impacto en las políticas monetarias de los bancos centrales, es un auténtico remolino para la rotación interna de los mercados, marcando nuevas pautas de evolución por sectores, países, clases de activos y estilos de gestión.

Pero el tema no acaba ahí, porque una cosa es la gestión pasiva de fondos y otra muy distinta es la gestión pasiva de carteras de fondos. A diferencia de la primera, la gestión pasiva de carteras no suele superar a la gestión activa (de carteras), porque la ponderación de ciertos activos, sectores y países es siempre la clave para superar a los grandes índices. Y esto es especialmente relevante cuando el río baja revuelto.

 

Artículo escrito por Víctor Alvargonzález en Invertia.