Ahora además del interruptor del riesgo, tendremos el de la inflación

INVERTIA 5 04

Fuente de la imagen: Invertia

 

Resumen artículo

 

Solemos simplificar las cosas: o bien la guerra continúa como hasta ahora o bien se produce un alto al fuego y se acaba definitivamente. La realidad no es tan simple, especialmente en conflictos de esta envergadura.

Una tregua en el corto plazo es un escenario probable, ya sea por cuestiones estratégicas o militares. El pueblo ucraniano está agotado y a Putin le cuesta cada vez más justificar el desfile de ataúdes que retorna al país y el desgaste que provocan las sanciones económicas entre la población.

Sin embargo, aunque esta primera fase de la guerra finalizara, el conflicto está aquí para quedarse por muchos años. Rusia seguirá intentando controlar a Ucrania y esta resistirá mientras pueda. EE.UU. continuará tratando de reclutar a Ucrania para la OTAN, lo que para Rusia es inadmisible. Europa, en medio, ahora está forzada a tomar partido. Más polarización, más conflicto.

En Ucrania estamos ante un típico conflicto de larga duración, que alternará episodios de paz y etapas de enfrentamientos. De hecho, esta historia comenzó con la independencia de Ucrania de la Unión Soviética, continuó en 2014 en el Donbás y siguió con la anexión rusa de Crimea, aunque en aquel momento no despertó una reacción Occidental como la de ahora.

Ahora el conflicto formará parte de la ecuación que moverá a los mercados, y muy concretamente, una variable clave: la inflación. Porque el aislamiento económico de Rusia tiene un impacto inflacionista a nivel mundial (y no tanto en el crecimiento), al ser Rusia el mayor productor global de materias primas. Cortar las exportaciones rusas implica poner al mercado de materias primas patas arriba. Occidente se auto sanciona indirectamente, en forma de shock inflacionista. Incluso aunque los cuellos de botella causados por la pandemia se resuelvan rápidamente y la revolución digital logre suavizar la inflación en el sector de los servicios, aún quedará una potente fuente de inflación, que será de origen ruso y de origen salarial.

Las consecuencias también se harán sentir en las bolsas, donde no todos los activos, sectores y países responden igual a la inflación. Así como hasta ahora era preciso prestar atención al “interruptor” de encendido o apagado del apetito por el riesgo (“risk on” vs. “risk off”), ahora es imprescindible mirar al “interruptor” de la inflación, muy ligado a las sanciones.

La inflación siempre ha sido importante, aunque últimamente estuviera olvidada. Pero debemos recordar que la inflación determina la hoja de ruta de los bancos centrales, y esto siempre es importante para los mercados en general y determinados sectores en particular. Y es clave para medir el pulso de los bonos, que son especialmente susceptibles ante expectativas de subidas de tipos de interés.

En lo adelante, los inversores tendrán que tomar muy en cuenta el impacto inflacionista del conflicto y sus respectivas sanciones a la hora de distribuir sus inversiones. Al tradicional interruptor “risk-on”/”risk-off”, ahora se añade el de “inflation-on”/”inflation-off”, que mucho tendrá que ver con la evolución del conflicto.

 

Artículo escrito por Víctor Alvargonzález en Invertia.