¿Qué aprender de la reciente corrección bursátil?
La corrección que sufrieron las bolsas a finales de julio y primeros de agosto pasará a la historia como una auténtica trampa para incautos. O más bien para quienes siguen los consejos de los vendedores del miedo. Pocas veces ha sido más equivocado vender “porque alguien lo dijo”, ya que la recuperación ha sido de las más rápidas y potentes que se han visto en mucho tiempo. Pero lo ocurrido nos ayuda a sacar conclusiones muy útiles.
Conclusiones sobre la corrección bursátil
La primera es que, si se va a invertir, hay que estar bien asesorado. Un asesor que estuviera bien informado le habría dicho a sus clientes que una cosa es que haya un riesgo y otra cosa que ese riesgo se esté materializando.
Llevamos meses diciendo que uno de los riesgos a los que se expone el mercado es que la Reserva Federal llegue tarde a bajar los tipos de interés, pero eso es una cosa, y otra, que no lo fuera a hacer. Y menos después del “recado” que le ha enviado el mercado y los datos que muestran inequívocamente el descenso de la inflación y el aumento del desempleo.
Y ahí lo tienen: Powell ha dejado bien claro que a partir de ahora la dirección de los tipos de interés es a la baja y que no va a perder de vista la evolución del empleo.
Otra conclusión es que algo ocurre, ya que no es habitual que se produzca una bajada tan fuerte y un pánico tan generalizado sin un motivo mínimamente sólido. No se puede mirar para otro lado cuando pasan cosas así.
Cuando el mercado ha subido mucho, la gente tiene mucho miedo de perder lo ganado. Si teniendo la cartera llena alguien dice que hay un ladrón en la sala, la huida hacia la salida es mucho más generalizada —y rápida— que si nadie tiene dinero en el bolsillo. Y en esta ocasión las carteras estaban llenas.
El efecto FOMO en la Bolsa
También es muy importante tener en cuenta algo en lo que hemos insistido en los últimos meses: el efecto FOMO (“Fear of Missing Out”, en español “Miedo a perdérselo”).
El miedo a perderse la subida bursátil hace que se suban al carro muchos viajeros que no están habituados a la volatilidad que supone invertir en renta variable.
Esos pasajeros a veces se bajan en marcha si alguien dice que el tren va a descarrilar. El efecto FOMO funciona en ambos sentidos: como motor de subida porque entra dinero al mercado, pero también como potenciador de las bajadas, porque el dinero sale muy rápido en las caídas.
Así que, atentos a las posibilidades de comprar con descuento aprovechando lo sensibles que están los inversores a perder las ganancias acumuladas. Y lo sensibles que son los nuevos inversores a la volatilidad. Movimientos como los de finales de julio y principios de agosto seguramente van a repetirse.
Otra cuestión que se ha puesto de manifiesto y sobre la que hemos insistido en muchas ocasiones es el efecto viral que tienen las redes sociales y los medios de comunicación actualmente sobre los inversores. Lo que vende es el miedo. Los titulares que llaman la atención son los que anuncian cuestiones negativas y los tweets que generan seguidores son los que anuncian desastres, en este caso bursátiles o económicos.
¿Cómo volver a invertir? ETF para perder el miedo
La forma más rápida de aprovechar los errores de estos inversores es utilizar ETF (fondos cotizados), sobre todo porque, como hemos visto en esta ocasión, cuando la gente se da cuenta de que le han engañado —o que se ha precipitado—, quiere volver igual de rápido al tren y se suben en marcha. Esto acelera la marcha del tren y la recuperación es muy rápida.
Con ETF se puede entrar en el mercado en minutos, mientras que utilizando fondos tradicionales puede llevar días, teniendo en cuenta que lo que se hacen son traspasos y eso implica salir de un fondo y entrar en otro.