Primeras reacciones del mercado tras la victoria de Trump
Desde estos cuadernos hemos insistido en que, no solo no se podía descartar que ganara Donald Trump, sino que había bastantes probabilidades de que así fuera.
Afortunadamente preparamos las carteras recomendadas por Nextep para esta victoria, aunque dejando cierto espacio a la posibilidad de equivocarnos.
Vamos a ver, con los primeros movimientos de los mercados, cómo se ha comportado la realidad comparada con nuestra estrategia.
El impacto de la victoria de Trump en la Bolsa de EEUU
Dijimos que la victoria de Trump era la opción que generaría más cambios. Pero no porque bajara la bolsa norteamericana, sino por la rotación sectorial y geográfica que podría producirse en los mercados. Y es exactamente lo que ha ocurrido. Ha habido grandes ganadores, pero también grandes perdedores. Y grandes diferencias sectoriales en la reacción de los mercados.
No había ningún motivo para que la bolsa norteamericana viera como algo negativo que se bajen masivamente los impuestos a empresas y particulares, que es lo que prometió Trump en su campaña anterior y cumplió. Y lo que también ha prometido ahora.
Tampoco pensamos que tuviera por qué sentarle mal a las empresas que se reduzcan las regulaciones, otro compromiso firme de Donald Trump (que también cumplió en la ocasión anterior).
Así que a las empresas les ha sentado muy bien pero, sobre todo, le ha sentado muy bien al sector industrial y a las pequeñas y medianas empresas, que precisamente conforman el núcleo de lo que hemos venido llamando “La Nueva Rotación” e incluía también lo que hemos llamado el “Trump Trade” (sectores ganadores y perdedores si ganaba Donald Trump).
El lado “oscuro” de este planteamiento de máxima reducción de las regulaciones es que podría ser negativo para la protección del medio ambiente, pero nuestro análisis no entra en cuestiones que no sean estrictamente económicas o financieras.
El mayor problema que veíamos si ganaba Trump es la percepción que se ha creado de que su presidencia será mucho más peligrosa para el déficit fiscal y el tamaño de la deuda pública que si hubiera ganado Kamala Harris.
En esto también hemos acertado. No solo porque efectivamente han bajado los bonos norteamericanos, sino porque en nuestras carteras recomendadas solo una parte pequeña está en renta fija norteamericana y solo de corto plazo (la que menos sufre con la subida de tipos) (1).
¿Cuál es la situación actual de la renta fija europea?
La mayoría de la renta fija de nuestras recomendaciones es europea y ha aguantado muy bien el tipo ante la victoria de Donald Trump, incluso subiendo el precio. Y es lógico, porque lo que vamos a ver a partir de ahora es cómo se vuelve a la realidad de que Europa es “euroesclerótica”, y encima ahora tiene un problema económico adicional si Trump establece tarifas. Todo ello unido conlleva el riesgo de que el estancamiento que vive Europa se cronifique o incluso se convierta en recesión. Por eso de cara a una victoria de Donald Trump había que sobreponderar EE. UU. Aunque tampoco necesariamente eliminar Europa, porque muchas empresas del Eurostoxx pueden verse beneficiadas a medio plazo por la bajada de tipos que tiene pendiente el BCE.
La preocupación del mercado de deuda tiene fundamento: si se bajan los impuestos y no se compensa ese menor ingreso en las arcas públicas con otros ingresos, aumentará el déficit de las administraciones, que habrá que financiar con todavía más deuda. En un momento en el que la deuda es histórica (en este sentido, los demócratas tampoco pueden sacar mucho pecho).
El planteamiento de Trump y su equipo económico es que su bajada de impuestos iría acompañada de medidas compensatorias, además de la reducción del gasto público improductivo mencionado anteriormente, que serían:
- Tarifas a las empresas extranjeras que vendan en Estados Unidos, salvo que fabriquen en EE. UU. Generarán ingresos adicionales.
- Si la economía crece más, se genera más recaudación aunque los impuestos sean más bajos. Esto ya lo demostraron Reagan y Thatcher. Pero hay que conseguirlo y, mientras tanto, la deuda está en máximos históricos.
Veamos otros perdedores que aparecían en nuestro radar.
El efecto Trump en los mercados emergentes
Uno serían los mercados emergentes. Si hay alguien que representa lo de vender en América a bajo precio y perjudicar al tejido industrial norteamericano, son los mercados emergentes, con China a la cabeza. Y Trump ha sido muy claro, así como su vicepresidente Vance: quien quiera vender en EE. UU., tendrá que fabricar en EE. UU. o pagar tarifas.
La reacción de estos mercados no ha sido tan mala, como esperábamos, aunque todavía está por ver cuál es el calendario y los principales damnificados de la política tarifaria. Pero también es cierto que lo ha hecho mucho mejor Estados Unidos.
Entre los damnificados también decíamos que estaría la Unión Europea. Y, efectivamente, no ha reaccionado bien a la victoria de Trump. En esto hemos acertado. También es cierto que no hemos sido partidarios de eliminar totalmente el Eurostoxx 50 de nuestras recomendaciones, porque todavía está por ver cómo le afecta la fuerte bajada de tipos que está pendiente de producirse en Europa.
Además Europa es una aliada estratégica de Estados Unidos y un gran mercado para las empresas norteamericanas. En una guerra comercial abierta con Europa no ganaría nadie y perderían todos. Algo parecido se podría decir de Japón, un aliado tan estratégico como Europa.
En nuestra opinión el mayor riesgo de una victoria de Donald Trump es que suban los tipos de interés de los bonos y esas subidas de tipos afectan a las bolsas. De momento solo se ha producido la primera parte de esta afirmación, pero habrá que estar atentos a cuánto suben los tipos. Si suben mucho afectará a las bolsas. Habrá que vigilar qué pasa con la inflación y que hace la Reserva Federal.
Cómo afecta al dólar la victoria de Trump
Otra cuestión a la que le dábamos bastante probabilidades de que ocurriera si ganaba Trump es que se fortaleciera el dólar. Y así ha sido. Una de las lecturas más evidentes del programa económico de Donald Trump es que hay que tener dólar en cartera.
Finalmente está el tema sectorial. Como lo hemos tratado sobradamente en otros números de estos “Cuadernos” (que están a disposición de los suscriptores y de los clientes de Nextep), nos limitaremos a reforzar ideas expresadas en números anteriores con el gráfico n.º 1, en el que aparecen las donaciones de empresas a las campañas de cada uno de los candidatos.
Gráfico n.º 1: Principales donantes de las campañas de Trump y Harris.
Kamala Harris gana por goleada en lo que se refiere no solo a la cantidad de dinero que ha recaudado, también en el apoyo mayoritario del sector tecnológico, de las farmacéuticas (suponemos que asustadas con la incorporación del abogado y excandidato Robert Kennedy Junior a las filas republicanas) y del sector financiero.
En cambio, parece que las grandes empresas de consumo ven con buenos ojos las bajadas de impuestos y las expectativas de crecimiento económico, puesto que apoyan en mayor medida a Trump.
Qué duda cabe que en empresas controladas por una sola persona el apoyo podría ser puramente ideológico, pero no nos engañemos: la motivación fundamental para financiar la campaña de un político es conseguir algo a cambio. O no ser perjudicado.
Una de nuestras principales apuestas sectoriales incluía el sector financiero, pese a que apoyaba mayoritariamente a Harris (vaya ojo). Es curioso que los banqueros, tan pragmáticos, hayan votado tanto en función de sus simpatías y no en función de lo que más les beneficia, que es la política de menos regulaciones de Donald Trump. Pero el mercado sí se ha dado cuenta y la primera respuesta ha sido espectacularmente positiva para un sector que, por cierto, tiene un peso importante en las recomendaciones de Nextep.
Otras consecuencias: del miedo del sector tecnológico a la bajada del oro
El miedo del sector tecnológico por su cerrado apoyo a Harris se ha notado en los mercados. No es muy habitual que en una fuerte subida bursátil en EE. UU., el Dow Jones de industriales supere al NASDAQ. Era lo que esperábamos y coincide plenamente con la estrategia de la nueva rotación. Y es lo que ha ocurrido.
También esperábamos que pudiera bajar el oro, aunque de forma temporal. Trump tiende más a los acuerdos que a iniciar guerras y al oro le vienen bien el miedo y las guerras. Trump ha dejado claro que quiere un alto al fuego en Ucrania y consiguió acuerdos muy importantes en Oriente Medio (los acuerdos Abraham).
Pero no vemos mal tener oro en cartera, porque una cosa es la sensación del mercado de que la situación geopolítica puede mejorar, idea que compartimos, y otra muy distinta que vaya a ocurrir.
Algo de lo que no se habla, pero que ya señalamos que tiene mucha importancia, es que, además de ganar la presidencia, el partido republicano haya ganado en ambas cámaras de representantes. Eso refuerza todo lo que dijimos y decimos ahora.