Inflación: ¿cuello de botella o pasta saliendo del tubo?

Es la gran pregunta que se hacen bancos centrales, inversores y gobiernos, ya que marcará la política monetaria, las inversiones y la capacidad de los países de seguir endeudándose a coste cero.

Si el repunte es por un cuello de botella formado tras los confinamientos, por aumento de consumo y falta de oferta temporal, estaríamos ante una falsa alarma. Si la globalización está a la altura de lo que se espera, habrá muchos países dispuestos a atender la demanda de productos y de materias primas. Si la revolución digital sigue estando al quite y dispuesta a ofrecer servicios, será ella quien solucione el cuello de botella.

Pero, por el tsunami de liquidez, podríamos estar ante aquello que dijo Paul Volcker: “La inflación es como la pasta de dientes, muy fácil de sacar del tubo, pero muy difícil de volver a meterla”.

Para los inversores ambos escenarios son buenos. En el primero, habrá que rotar a sectores que se benefician de repuntes de la inflación y abandonar los bonos de medio y largo plazo. En el segundo, concentrarse en los pocos activos que se beneficien de esa situación. Lo importante es saber a qué inflación nos enfrentamos.

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Fuente de la imagen: Invertia