Coincidencias con el sistema financiero de los 90

Puede que la historia no se repita, pero qué duda cabe de que de la historia se aprende. Y, en el caso de la economía y los mercados financieros, es muy habitual que, cuando coinciden determinados factores, las mismas causas acaben produciendo efectos similares. La economía no es una ciencia tan exacta como la física, pero funciona el principio de causalidad.

Llevamos tiempo diciendo que estamos en un mercado alcista, entre otras cosas porque, tras la limpieza que se produce en los mercados entre los meses de julio y noviembre de 2023, confluyen dos acontecimientos muy importantes: que el mercado se percata de la importancia de la llegada de la inteligencia artificial (IA) a la economía y la probabilidad de que se produzca una fuerte bajada de los tipos de interés.

El impacto de la bajada de tipos y la IA en las finanzas a largo plazo

Lo más importante que puede suceder en los mercados es una bajada de tipos. En el momento en el que la Reserva Federal de los Estados Unidos empieza a inyectar dinero cambia todo. Y ahora ya no se trata de una probabilidad, se trata de una certeza.

Pero a medio y largo plazo hay algo más importante que una bajada de tipos: una revolución tecnológica.

Nosotros hemos dicho en muchas ocasiones que, en nuestra opinión, la llegada de la inteligencia artificial se parece mucho al momento en el que empezó a popularizarse el uso del ordenador personal. Un nivel de computación que solo estaba al alcance de la NASA o las mayores empresas del mundo se convirtió en una herramienta accesible a cualquier pequeño negocio.

En nuestra opinión, los algoritmos de inteligencia artificial —y los robots para la industria y el trabajo basados en la IA— van a tener un impacto parecido a la generalización del uso de los ordenadores.

Habría que irse a los años 90 para encontrar una situación parecida.

La bajada de tipos de interés en la década de los 90

En 1994, la Reserva Federal de los Estados Unidos inició una fuerte subida de los tipos de interés. Pero luego, en el verano de 1995, Alan Greenspan anunció un cambio de rumbo que sentó muy bien a los mercados. Consiguió el famoso “soft landing” que, de momento, parece estar consiguiendo también la Fed de Jerome Powell.

Conviene recordar que, en ausencia de recesión o crisis financiera, todas las bajadas de tipos de interés de cierta magnitud han acabado en subidas bursátiles. De hecho, desde 1984, esas bajadas de tipos, cuando se han producido sin recesión, han generado una subida media del S&P 500 del 20 %.

Y ahora mismo no hay recesión. Podría haberla en Europa, pero en los mercados lo más importante es lo que ocurra en EE. UU., no lo que ocurra en Europa. Además, al mercado europeo de renta variable le sienta muy bien una bajada de tipos como la que va a tener que realizar el BCE.

La de 1995 no fue la única bajada de tipos en EE. UU. Hubo otra en 1998. Y entre 1995 y el inicio del año 2000 las bolsas subieron casi sin interrupción.

¿Qué pasó en la economía entre 1995 y el año 2000, además de que hubo dos procesos de bajada de los tipos de interés? Pues que es la época en la que más se desarrollaron los ordenadores personales. Y luego llegó Internet. Nada más ni nada menos.

En otras palabras, hubo una bajada de tipos unida a una revolución industrial. Porque las revoluciones industriales se basan en grandes cambios tecnológicos.

¿Y qué ocurre ahora? Pues que entre 2021 y 2022 la Reserva Federal llevó a cabo una agresiva subida de los tipos de interés, muy parecida a la de Greenspan entre 1994 y 1995. Y que luego, curiosamente también en el mes de agosto, Powell anunció un cambio de política monetaria, que ha puesto en práctica en septiembre. 

La revolución tecnológica y su impacto en la economía actual

En cuanto a la revolución tecnológica, ya hemos dicho en varias ocasiones que, si bien tenemos claro que el desarrollo de la IA llevará mucho tiempo —y que probablemente el mercado ha descontado ya en las empresas tecnológicas gran parte de los beneficios que van a obtener—, en el resto de las empresas solo acaba de empezar. 

Estamos hablando de algo mucho más potente que un ordenador personal. Algo más parecido a un asistente personal que tardará en llegar a tener la intuición o la inteligencia emocional de un ser humano, pero que aprende, aprende rápido y trabaja sin límite.

La conclusión es evidente: si la historia es un buen indicador, estamos ante una conjunción de elementos positivos que no se daba desde el periodo 1995-2000. Y que se parece mucho a la conjunción actual.

Me dirán, con razón, que el periodo 1995-2000 acabó muy mal, cuando explotó la burbuja que se había ido creando al final de dicho periodo. Y me dirán, y tendrán de nuevo toda la razón, que el calentón de la IA se parece al de las “empresas.com”. 

Pero la respuesta a esa cuestión es muy sencilla: es muy probable que esto acabe mal, pero eso no significa que tengamos que perdernos lo que pueda quedar de periodo alcista, que, a juzgar por la historia, podría ser bastante.

¿Se puede repetir la crisis de las puntocom?

Todavía no estamos en valoraciones como las de la crisis de las “puntocom” en las empresas tecnológicas. Y para nada en el resto del mercado.

La jugada perfecta a medio-largo plazo es una jugada “Long Short”: “largos” en los sectores adecuados hasta que veamos señales de excesos como los que se produjeron tanto antes de la crisis de las “puntocom”, y luego “cortos” cuando aparezcan los excesos que suelen

crearse antes de una verdadera burbuja. Y hoy en día es tan fácil apostar contra la evolución de las bolsas o de cualquier otro activo (ponerse “corto”) cómo apostar a favor (invertir / “ponerse largo”).

Evidentemente no será fácil, pero ¿quién ha dicho que ganar dinero lo sea, o que no implique ciertos riesgos? (que, por otra parte, se pueden acotar mediante el perfil de Inversión).

(*) En un número anterior de los cuadernos hicimos una descripción de cuáles son esas señales y por qué todavía no se estaban produciendo. Y es algo que vigilamos atentamente.