Observando el impulsor del mercado
Hemos sido probablemente de los primeros en España en valorar la importancia de la llegada de la inteligencia artificial generativa (IAG) al tejido empresarial y, en consecuencia, a las cotizaciones bursátiles. Lo saben bien quienes llevan tiempo suscritos a estos cuadernos o son clientes de Nextep (en perfiles con cierta capacidad de asumir riesgos).
Pero no nos engañemos, lo que más mueve a los mercados no es la IA: es la política de tipos de interés de la Reserva Federal. Que a su vez depende de lo que ocurra con la inflación. Si hay expectativas de que vayan a subir los tipos de interés, baja la bolsa. Y viceversa.
¿Cómo está la inflación en Estados Unidos?
Los tipos de interés dependen de la inflación, así que vigilar la inflación es clave para realizar un buen cálculo de probabilidades sobre lo que puedan hacer los mercados a corto y medio plazo.
Por eso, y porque según redactamos este informe ha salido la medida de inflación preferida de la Reserva Federal, el PCE (“Personal Consumption Expenditures” o “Gastos de Consumo Personal”), hemos pensado que debíamos abrir con ese dato recién salido del horno (oficialmente la inflación se mide por el IPC, pero es un secreto a voces que la Fed considera que el PCE representa mucho mejor la realidad inflacionista del país).
El dato ha sido de un aumento del 2,7 % respecto al mismo periodo del año anterior. Como podemos ver en el gráfico n.º 1, la tendencia bajista se mantiene, pero también es evidente que cada vez cuesta más que la inflación siga bajando.
Gráfico n.º 1: el índice PCE de EE. UU. desde enero de 2020.
El dato en sí no es malo, porque nos dice que está a solo 8 décimas del objetivo ideal de la Fed. Y hay que tener en cuenta que hace dos años estaba a 2,3 puntos (fue del 4,3 %). Todavía no se ha ganado la batalla contra la inflación, pero se ha avanzado mucho.
No vamos a entrar en esta ocasión en el análisis por componentes, porque al final lo que mueve el mercado es el dato final. Pero es importante ver qué ha ocurrido con el PCE subyacente, que, como ocurre con el IPC, excluye del cálculo los elementos más volátiles. Y ha sido del 2,8 %, por lo tanto, y dada la similitud, las conclusiones anteriores son igualmente válidas.
Evolución del gasto de los consumidores en EEUU
Pero, como su nombre indica, el dato del PCE nos ofrece también un dato fundamental, que es la evolución del gasto de los consumidores. Si los consumidores consumen menos, a las empresas les cuesta seguir subiendo precios. Si baja la demanda, bajan —o suben menos— los precios.
Como vemos en el gráfico n.º 2, en este sentido sí tenemos “buenas” noticias. Recordemos que en este mercado ”a peor, mejor”, es decir, a peores datos económicos, más probabilidades de que la Reserva Federal baje los tipos de interés, que es lo que más le puede gustar a los mercados financieros (por motivos que ya hemos explicado en informes anteriores).
Gráfico n.º 2: evolución del consumo personal en EE. UU.
Los norteamericanos han gastado menos y esa es una muy buena noticia, especialmente para el mercado de bonos, que son el activo financiero más sensible a la evolución de la inflación.
IPC en Europa: ¿cuál es el estado de la inflación europea?
Para acabar, un breve comentario en relación con la inflación europea.
El dato de IPC ha sido algo peor de lo esperado, al haber subido un par de décimas, cuando se esperaba que subiera solo una. Aun así es del 2,6 %, lo que supone estar a solo seis décimas del objetivo del BCE.
No es un mal dato, teniendo en cuenta que en la euroesclerótica y económicamente estancada Europa debería ser más fácil que bajara la inflación que en EE. UU. y, por lo tanto, probablemente estamos solo ante un repunte técnico, motivado por un efecto de base (se compara con un mes en el que la inflación bajó significativamente en la eurozona).