En bolsa europea el riesgo se llama Le Pen y sanciones

INVERTIA 12 04

Fuente de la imagen: Invertia

 

Artículo publicado en Invertia

 

Resumen artículo

 

La bolsa europea prometía mucho tras la salida de la pandemia. Había muchísimo dinero público y de los bancos centrales para sostener la recuperación y un enorme potencial de consumo en el sector privado. La inflación era un problema, sí, pero el desequilibrio entre oferta y demanda que le dio origen debía corregirse más pronto que tarde. Dividendos estables y los más altos de los mercados avanzados convertían a los valores europeos en una alternativa muy atractiva al declive de la renta fija. El sector industrial y financiero ganaba atractivo entre los inversores frente a la tecnología y la digitalización en una coyuntura donde les favorece por el cambio de ciclo económico y la subida de tipos de interés.

Pero entonces vino la invasión de Putin de Ucrania, y con ella, las sanciones de Occidente a Rusia. El coste de las sanciones recae sobre Europa, que es quien más sufre el desabastecimiento de materias primas como consecuencia del aislamiento económico de Rusia y que se traduce en forma de inflación y ralentización económica en la eurozona. Para EE.UU. el problema es menor, gracias a su autosuficiencia energética y la demanda europea para sustituir el petróleo y gas que antes compraba a Rusia. Si quedaban dudas de si invertir en EE.UU. o en Europa, la presión de Putin sobre el viejo continente las ha despejado, al menos temporalmente.

Por desgracia, este panorama parece haber llegado para quedarse por cierto tiempo. A Putin le quedan varios objetivos por alcanzar antes de poder presentar ante sus ciudadanos algún resultado de la invasión.  Se trataría de la ocupación total del área del Donbás, el control de la frontera marítima del sur del país y la consolidación de la anexión de Crimea. Más guerra y por lo tanto sanciones cada vez más duras para tratar de impedir el baño de sangre en Ucrania. Las medidas podrían afectar al petróleo y al gas ruso, cuya sustitución supone más inflación y menos crecimiento en Europa.

El otro tema que deben tener los inversores en el radar es el desenlace de las elecciones presidenciales en Francia. Si Marine Le Pen lograra destronar a Emmanuel Macron -algo que no se puede descartar totalmente- no sería el fin de la moneda única, pero sí se agitaría peligrosamente el avispero europeo que ya venía muy revuelto gracias a Putin.

La primera vuelta invita a cierta tranquilidad, pero nadie duda que las posibilidades de Le Pen han aumentado. Quienes no llegan a fin de mes a causa de la inflación irán a segunda ronda a votar con el bolsillo, y si hay alguien que ha dado prioridad en su campaña a solucionar la pérdida del poder adquisitivo, esa es Marine Le Pen. Y no solo son sus votos. En segunda vuelta se suman los de Zemmour, gran parte de los que deja el partido republicano y probablemente un número no despreciable de seguidores de Melenchon que detestan a Macron.

Por eso, de momento, inversión en Europa, la justa. Habrá que seguir vigilando la nueva ofensiva de Putin, la respuesta europea y las urnas francesas.

 

Artículo escrito por Víctor Alvargonzález en Invertia.