Antes de decir si la bolsa está cara, hay que valorar el impacto de la IA
Artículo escrito en elEconomista (11 de septiembre 2025)
El otro día, un conocido angel investor dijo que, gracias a la IA, en tres años toda la actividad de Amazon estará robotizada. Y que eso incluía a los repartidores. Esto último me parece exagerado (no me imagino a un robot moviéndose por el caos del centro de Madrid), pero en el resto de la actividad de esta empresa, incluido parte del reparto, no creo que exagere.
Pensemos ahora en una entidad financiera. En este caso no hablamos solo de lo que puede hacer la IA, sino de lo que puede hacer combinada con la tecnología Blockchain. Una combinación que es como ponerle el turbo a la IA. Y la respuesta es que una entidad financiera podrá hacer lo mismo o incluso más que ahora, pero con el 50% de personal.
Tengamos en cuenta que en los bancos sigue habiendo mucha gente en los departamentos de operaciones, que es donde la combinación IA–Blockchain es más letal para el empleo. Para esta reducción no es necesario eliminar la actividad comercial directa con el cliente, que es precisamente lo más difícil de sustituir con IA (porque requiere inteligencia emocional, que es la que va a tardar más en sustituir la artificial).
Pensemos ahora en todas las empresas que cotizan en el S&P 500. Sacaremos una conclusión parecida, aunque con distintos niveles de reducción de costes y aumento de la productividad. Según Morgan Stanley, la IA podría aportar 920.000 millones de dólares anuales en beneficios para las firmas que componen el S&P 500. Y una creación de valor a largo plazo de entre 13 y 16 billones de dólares (billones europeos/ trillones norteamericanos). Esto supone un 25% de la capitalización bursátil actual. Y todo ello como consecuencia del aumento de la productividad y la reducción de costes.
Y el proceso no será lento. Las grandes revoluciones tecnológicas cada vez se implementan más rápido en el tejido productivo.
En el otro lado, tenemos los medios y las redes, donde se ha convertido en un comodín decir que la bolsa está sobrevalorada o que hay una burbuja en los precios. Lo de que una buena noticia no te estropee un gran titular se ha multiplicado con la llegada de las redes. Sobre todo en YouTube, donde la garantía de que alguien vea el video se basa en publicar un titular muy negativo y que el autor ponga cara de susto. El miedo llama mucho más la atención que el optimismo.
Pero el inversor tiene que ser objetivo. Y su asesor financiero más. Cuando se habla de valoraciones hay que hablar de números, como los que hemos puesto al inicio de este artículo. Es cierto que el S&P 500 tiene actualmente una valoración por encima de la media histórica, pero si tenemos en cuenta cuál puede ser el aumento de margen de esas empresas en los próximos dos o tres años, ya no resulta tan excesivo. No olvidemos que la bolsa cotiza expectativas.
Además, si quitamos el sector tecnológico, esas valoraciones vuelven a la media. Y son empresas que también se van a ver beneficiadas de esta nueva revolución tecnológica que va a disparar la productividad. No son solo las empresas tecnológicas o financieras, son todo tipo de empresas industriales y de servicios. Exactamente igual que ocurrió con la llegada de los ordenadores personales. De hecho, se habla menos porque no es tan «sexy», pero el impacto de la IA en las empresas industriales está siendo espectacular.
Tampoco se habla del proceso de desregulación y bajada de impuestos que ha iniciado la administración norteamericana que tendrá efectos sobre los resultados de las empresas. Cualquiera que dirija una entiende la importancia de reducir regulaciones y bajar impuestos. Sobre todo los impuestos, porque a más bajan los impuestos, más mejora el beneficio. Esos son números y datos, no relatos.
Para finalizar, una cuestión que no son números, pero que sí son datos: una característica de las burbujas financieras es que nunca han sido anunciadas por la mayoría. Y menos por la mayoría de los medios de comunicación. Las burbujas explotan de forma violenta, precisamente porque casi nadie espera que lo hagan.
Por supuesto que hay gente que avisa, bien porque lo avisan todas las semanas o porque efectivamente hay algunos que se dan realmente cuenta y no lo hacen «de oficio». Pero suelen ser muy pocos. Ténganle usted más miedo al estratega tradicionalmente alcista que empieza a ver una burbuja que al bajista que lo reitera una semana más. Y recuerden que es mucho más importante fijarse en los datos y en las expectativas de evolución de la economía y las empresas que en los relatos sesgados de los medios y las redes.
Artículo escrito por Víctor Alvargonzález para elEconomista

