Cómo invertir en interés compuesto

Planificar una inversión no solo consiste en elegir dónde invertir el dinero, sino también en decidir cómo hacer que ese dinero trabaje para vosotros.

Entre las distintas formas de hacerlo crecer, existe una que se apoya en un principio sencillo, pero muy potente: aprovechar los beneficios para generar nuevos beneficios.

El interés compuesto es precisamente eso: un mecanismo que permite que cada euro que obtenemos como rentabilidad se sume al capital y continúe produciendo más rendimiento. Entender cómo funciona y cómo aplicarlo a vuestras inversiones puede marcar una gran diferencia a largo plazo. Hoy vamos a conocer cómo invertir en interés compuesto.

Qué es el interés compuesto

Se puede definir el interés compuesto como el cálculo de intereses sobre un capital que ya incluye los intereses ganados previamente. Es decir, no solo se obtiene rendimiento sobre el dinero aportado al inicio, sino también sobre los beneficios que se han ido acumulando en periodos anteriores.

Esta dinámica hace que, con el paso del tiempo, la base sobre la que se calculan los intereses sea cada vez mayor. El crecimiento no es lineal, sino acelerado: en lugar de avanzar en tramos iguales año tras año, el capital se expande a un ritmo creciente.

La clave está en dos factores:

  • El tiempo: cuanto más prolongado sea el horizonte de inversión, mayor será el efecto acumulativo.
  • La reinversión: si se retiran los beneficios, el capital deja de crecer de forma compuesta. Mantenerlos invertidos es lo que multiplica los resultados.

¿Cuál es la fórmula del interés compuesto?

Para estimar el resultado final de una inversión con interés compuesto se utiliza la siguiente expresión:

Capital final = Capital inicial × (1 + Tasa de interés) ^ Número de periodos

  • El capital inicial es la cantidad con la que se empieza a invertir.
  • La tasa de interés es el rendimiento que se obtiene en cada periodo, expresado en forma decimal (por ejemplo, 5% se escribe como 0,05).
  • El número de periodos indica cuántas veces se aplica ese interés, ya sea anual, mensual o en cualquier otro intervalo.

Esta fórmula ayuda a visualizar cómo el capital crece a medida que los intereses se reinvierten. Aunque pueda parecer matemática pura, en realidad es una herramienta para tomar decisiones: permite comparar opciones, calcular objetivos a futuro y entender qué impacto tendría cambiar la rentabilidad, el plazo o las aportaciones adicionales.

Cómo calcular el interés compuesto diario

En algunas inversiones, el interés no se calcula una vez al año, sino muchas más veces: mensual, semanal o, incluso, diariamente. Cuando la capitalización es diaria, los beneficios se suman al capital cada día y desde el día siguiente ese nuevo capital empieza a generar más intereses.

Imaginemos que se depositan 3.000 euros en un producto que ofrece un 4% anual con capitalización diaria. Aunque el porcentaje anual parezca modesto, al recalcularse cada día, el efecto acumulado es mayor que si se hiciera una sola vez al año. Al cabo de tres años, el saldo sería superior a 3.375 euros sin que se haya añadido más dinero.

Este tipo de cálculo es útil para comprender que, incluso con rentabilidades moderadas, la frecuencia con la que se capitalizan los intereses influye directamente en el resultado final.

Ejemplo de interés compuesto en las inversiones

Con este ejemplo, más cercano a la realidad de quien empieza a invertir, lo entenderéis mejor. Supongamos que se destinan 5.000 euros a un fondo indexado con una rentabilidad anual media 5% y no se retira el capital, de forma que los beneficios se reinvierten:

  • Año 1: 5.000 euros × (1 + 0,05) = 5.250 euros
  • Año 2: 5.250 euros × (1 + 0,05) = 5.512,50 euros
  • Año 3: 5.512,50 euros × (1 + 0,05) ≈ 5.788,13 euros

Si además se realiza una aportación adicional de 50 euros mensuales, al cabo de 10 años el capital total podría superar los 12.000 euros, gracias a la combinación del ahorro constante y el efecto multiplicador del interés compuesto.

Este mecanismo es especialmente útil cuando se invierte a largo plazo, ya que el crecimiento se acelera notablemente con el paso de los años.

Dónde invertir con interés compuesto

Existen diferentes vehículos financieros en los que podéis aplicar el interés compuesto, ya sea de forma automática o gestionando nosotros mismos la reinversión de beneficios. Entre ellos:

  • Acciones con reinversión de dividendos: Mantener acciones a largo plazo y reinvertir los dividendos en nuevas compras aumenta el número de títulos en cartera y potencia el efecto acumulativo.
  • Fondos de inversión y ETFs de acumulación: En estos productos, los beneficios (como los dividendos) se reinvierten automáticamente. Esto permite que el capital crezca de manera continua sin necesidad de intervenir en cada operación. Frente a los fondos de acumulación están los de reparo, que reparten los dividendos que reciben y rompen el interés compuesto. Esta es solo una de las diferencias entre los distintos tipos de fondos de inversión.
  • Bonos y renta fija con reinversión: Los cupones que generan los bonos pueden destinarse a comprar nuevos títulos, ampliando así la base de capital sobre la que se calculan los intereses futuros.
  • Depósitos y cuentas remuneradas renovables: Si al vencimiento de un depósito se reinvierten tanto el capital como los intereses en un nuevo periodo, el resultado imita el comportamiento del interés compuesto, solo que no de forma completa por el efecto fiscal. Y es que, como ocurre con los dividendos, hay que pagar impuestos por cada ingreso.

En todos los casos, la clave está en mantener las ganancias dentro de la inversión y dejarlas trabajar el mayor tiempo posible.

Una inversión de 8.000 euros y con aportaciones de 100 euros cada mes a un fondo de acumulación con un rendimiento medio anual del 5% serán cerca de 33.800 euros después de 15 años.

La suma no proviene únicamente de nuestras aportaciones, sino también de los intereses que han trabajado sobre intereses durante todo el periodo.

En Nextep Finance trabajamos como asesores financieros independientes, cobrando de forma explícita por nuestro trabajo.

Nuestro objetivo es ayudaros a diseñar estrategias de inversión adaptadas a vuestros objetivos, donde conceptos como el interés compuesto puedan aplicarse de la forma más eficiente posible. ¿Empezamos?

La información compartida en este artículo bajo ningún concepto representa una recomendación de inversión.